
Los directivos son la verdadera piedra de toque del funcionamiento de cualquier sistema de gestión.
Por ejempo, una gestión del desempeño bien diseñada no funcionará si los directivos no se toman en serio la práctica de las reuniones de evaluación, si no establecen un diálogo apropiado con los colaboradores sobre sus puntos fuertes y sobre sus áreas de oportunidad, si no dedican sus esfuerzos a seguir sus progresos.
Igualmente, una política de promociones profesionalizada será estéril si los directivos no informan de las cualidades de su gente, si no aplican los criterios objetivos y si no tienen en cuenta las competencias de éxito de cada rol o responsabilidad.