
Este término ("glass ceiling" en inglés) se identifica con una barrera invisible e impenetrable que provoca que las mujeres asciendan con menor rapidez en las empresas que sus colegas masculinos de cualificación similar.
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El origen de este fenómeno es multifactorial y tiene que ver, entre otros, con los estereotipos de género, la dificultad de conciliar vida personal y laboral, la ausencia de un desarrollo de la carrera profesional adecuado para las mujeres, etc.
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En los puestos directivos, la ausencia de diversidad de género (de mujeres) es especial y dramáticamente significativa.