
Hace ya tiempo que mucha gente percibe que las personas atractivas perciben mejores sueldos que el resto por el mismo trabajo, aunque el aspecto físico no parezca importante.
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En una reciente investigación, los empresarios entrevistaban a los solicitantes de empleo pidiéndoles que explicaran cómo saldrían de una serie de laberintos.
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En primer lugar, los aspirantes rellenaban un formulario con su historial. Después los investigadores entregaban a los solicitantes un laberinto y les pedían que calcularan cuántos laberintos similares podrían superar durante un periodo laboral de 15 minutos.
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En algunos casos, los jefes en potencia sólo podían evaluar los currículos de los solicitantes. En otros, utilizaban esos historiales y una fotografía; y el currículum, una entrevista telefónica y otra personal. A continuación, los futuros jefes hacían su propio cálculo del número de laberintos que los solicitantes superarían.
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Cuando éstos evaluaban a los candidatos sólo por sus currículos, el físisco no influía en las valoraciones. Pero todos los demás procesos de selección, arrojaban valoraciones mucho más elevadas para la gente atractiva, siendo las entrevistas personales las que más acusaban esta influencia.
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Es interesante reseñar que los empresarios pensaban que las personas agradables eran más productivas aun cuando su única interacción con ellas fuera a través de una entrevista telefónica.
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Parece pues que la confianza en los guapos se transmite por teléfono tanto como en persona.
1 comentario:
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