
Muchas empresas realizan estudios (de clima, de satisfación laboral, etc.) para valorar la opinión que tienen sus empleados sobre su situación profesional. Cuando los estudios detectan "algo", las empresas ponen en marcha su engranaje de comunicación interna y reformulan a sus empleados el discurso coperativo de orientación al cliente o de excelencia empresarial confiando en que recordar una vez más los buenos motivos libere energía suficiente como para superar los obstáculos.
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Ahora bien, aunque las palabras indican el camino, es el movimiento de los que van primero el que genera la estela que marca el camino y facilita el movimiento de los demás.
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Cuando la credibilidad es escasa, las palabras han de ir acompañadas de hechos que adquieran carácter simbólico y reforzador de las palabras iniciales.
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Por eso, esos discursos han de ir acompañados de cambios concretos impulsados desde la dirección, como forma de concretar lo que se está propugnando con ese cambio del que se habla y mostrar su compromiso personal con él.